Sea cual sea el momento del año y el destino, siempre es un placer salir de la ciudad y escapar por unos días. Más aún si lo hacemos en pleno invierno, en mitad del frío y nuestro destino es una isla donde la temperatura media te permite, incluso en pleno mes de enero, estar en camiseta sin problemas. Eso es lo que sucede si viajamos a Fuerteventura, la más africana de las Islas Canarias. La más árida, la más ventosa y, para mí, con diferencia, la más atractiva también.
CRÓNICA DE UNA ESCAPADA A FUERTEVENTURA:
Decidimos ir a Fuerteventura justo el día de Reyes, como una especie de regalo propio después de la vorágine navideña y ¡¡menudo regalo!!! No la conocíamos y nos dejó impresionados.
Para aprovechar bien los 4 días que íbamos a estar en la isla, decidimos coger el primer vuelo del día para poder aprovecharlo al completo. Cuando llegamos, recogimos el coche de alquiler y buscamos sitio para desayunar. Hay muchas compañías de alquiler de coches pero, especialmente en temporada alta, conviene reservarlo antes de llegar para no quedarte sin él: a veces, todos los coches están alquilados y, aunque se puede utilizar el transporte colectivo, un coche te permite ser más autónomo y aprovechar más el tiempo en la isla.
Una vez alquilado el coche y habiendo desayunado en la capital, Puerto del Rosario, a escasos kilómetros del aeropuerto, nos dirigimos a Casa Pilar, la casa que habíamos alquilado, en Tenicosquey. Las fotos que habíamos visto en Internet nos gustaron mucho pero cuando la vimos en la realidad, nos gustó mucho más: no sólo porque tiene todos los detalles para hacer tu estancia cómoda y porque es muy acogedora, que lo es. Las vistas (parece casi que estés en mitad de la nada… cerca de todo), la posibilidad de llegar andando a algunas playas salvajes en cuyo camino sólo te cruzarás con las típicas cabras maxoreras y algún pastor (lo comprobamos: es verídico)…
Nos instalamos rápidamente y aprovechamos el primer día al completo para conocer la fabulosas playas de Jandía, al sur de la isla, son playas con mucho kitesurferos que llenaban de puntos color el cielo de ese día. Por la tarde, después de comer, visitamos algunos pueblecillos del centro de la isla y hacer algo de compra en uno de los muchos centros comerciales que hay en la isla, con horarios muy cómodos para los turistas. Acabamos cenando comida típica canaria en el Restaurante el Enyesquito, en Tuineje, muy cerca de la plaza: no tiene pérdida.
Al día siguiente, decidimos ir hacia el norte de la isla y descubrir el fabuloso Parque Natural de las Dunas de Corralejo. Nos pusimos a andar por aquellas extensiones de arena virgen impresionante y se nos hizo tardísimo para comer. Ya en Corralejo, buscando un restaurante que tuviese buena pinta y, sobretodo, la cocina abierta, dimos con Il Bucco, un sitio estupendo para picar, comer o tomar algo a cualquier hora. Todo muy sencillo, pero muy rico y bien presentado. La atención, deliciosa. Después, se nos hizo tardísimo, decidimos coger las rutas para bicicletas y ver la preciosa puesta de sol desde una de las playas que hay entre el Cotillo y Corralejo.
Y llegó una nueva jornada… Preferimos no coger coche e hicimos una ruta desde nuestra casa hasta la playa salvaje que nos había recomendado Mariky (la simpática amiga de nuestros caseros que nos dio las llaves y nos enseñó la casa) al llegar… En el camino sólo nos cruzamos con un pastor y las típicas cabras maxoreras que llegaban hasta el borde del mar y eran capaces de subirse casi a cualquier roca… daba gusto verlas! A la vuelta, ya teníamos hambre suficiente para pensar en la barbacoa que íbamos a preparar cuando llegásemos a casa. Después de comer aprovechamos la sobremesa para disfrutar de la piscina de la casa, protegida del viento, era imposible resistir a la tentación de darse un baño!!!
Por la tarde, además de contemplar una puesta de sol impresionante, bastante más al sur de El Cotillo, acabamos cenando en un portugués que no puedo dejar de recomendar especialmente si os gusta el bacalao. No soy especialmente forofo del pescado en general, pero realmente el Restaurante O’fado de Caleta de Fuste, merece la pena. El bacalao que sirven es delicioso y la atención muy correcta, al igual que la relación calidad-precio…
Aprovechamos nuestro último día antes de regresar para descubrir del sur de la isla que nos faltaba: Cofete. Ya el camino desde Moro Jable es magnífico. Impresionantes playas y, cuando llegas además del pueblecito, te encuentras con un cementerio que -como decía el reportaje sobre la isla publicado en el número de Enero de Lonely Planet -parecía sacada de un western. Hacía un viento infernal que le daba al conjunto un aire muy especial, como de estar en tierra de nadie, en nuevo mundo o algo muy distante de cualquier civilización, bien raro… Precioso. Si tuviese que elegir un sitio para perderme, sin dudar, me quedaría con este.
Ya en el pueblo de Cofete, aprovechamos para visitar la pequeña exposición sobre la presencia de Cofete en la literatura y tomamos nota de algunas obras ambientadas en la isla (pe: Fuerteventura del Canario Augusto Vázquez Figueroa). También nos enteramos de que la escritora Lucía Etxebarría estuvo en Cofete (y escribió algún artículo al respecto) donde entre otras cosas descubrió unos manantiales que nosotros nos quedamos con ganas de ver. Lo mismo nos pasó con la Casa de los Winters, que dejamos para otra ocasión. Circulan numerosas (e inquietantes) leyendas sobre esa casa y la familia que en ella vivió… No sé si serán ciertas, pero sí sé que se puede visitar también virtualmente a través de la web http://www.villawinter.com/espanol.htm. Lo recomiendo. Para refugiarnos del viento, decidimos volver hacia Moro Jable y nos quedamos en una de las muchas calas donde pudimos no sólo bañarnos y tomar el sol: aprovechamos para bucear y hacerlo en pleno mes de enero, os garantizo, es una experiencia que realmente merece la pena!! Aprovechamos la tarde para comer y ver anochecer en Moro Jable. Quisimos ir a cenar al Restaurante La Fabiola, pero justo ese día no abrían… (conviene llamarles antes porque tienen un horario de atención al público limitado). Una lástima, porque según los lugareños merece mucho la pena…
Nos despedimos de la isla con ganas de volver y de conocerla mejor. Fuerteventura nos impactó y nos devolvió a la península con las pilas cargadas de energía, que era lo que buscábamos sin saberlo.
CÓMO LLEGAR:
Se puede llegar a la isla en barco y en avión: hay vuelos directos desde Madrid y Barcelona en varias compañías: Iberia, Air Europa , Spanair y Ryanain.
UN HOTEL DE ENSUEÑO PARA DESCONECTAR:
Un lugar idílico en el que recargar pilas durante la estancia en Fuerteventura es el Hotel Atlantis Bahía Real, un establecimiento de cinco estrellas gran lujo que brinda la oportunidad de disfrutar de momentos únicos entre excursión y excursión.
Situado junto al Parque Natural de las Dunas de Corralejo, el complejo es un lujo para todos los sentidos. Su Spa es, sin duda, uno de sus grandes alicientes, pues ofrece una carta de rituales y tratamientos que harán la estancia en la isla aún más placentera. Se trata de un templo del bienestar y la salud de 3000 metros cuadrados, situaldo a pie de playa y con unas espectaculares vistas panorámicas al Atlántico. Un lugar ideal para entregarse a la belleza y a la tranquilidad.
Con motivo de la proximidad de San Valentín, este hotel ha decidido crear un programa único para la fecha más romántica del año. Toma nota por si te decides a sorprender a tu pareja con un regalo que jamás podrá olvidar:
• Estancia de tres noches en una habitación doble del Hotel, donde disfrutar de vistas al Océano Atlántico y al paraje natural de la isla de Lobos o a sus jardines tropicales.
• Especial recibimiento con copa de champagne.
• Desayuno diario en el Restaurante Buffet “La Alacena Real”
• Almuerzo en el Beach Club “Las Palmeras” del Hotel, compuesto del delicioso “Menú Escapadas” (bebidas no incluidas).
• Cena de gala en “La Cúpula de Carles Caig, con un menú confeccionado especialmente para satisfacer a los gourmets más exigentes.
• Una entrada diaria al SPA Bahía Vital, donde disfrutar de un Rasulbath en pareja, método tradicional árabe de limpieza de cuerpo y espíritu, que regala el Hotel a sus clientes.
Precio Paquete San Valentín en habitación Doble Deluxe desde 906, 25 €/ pareja.
Por Miguel Barrera Lyx