Te hablamos en esta ocasión de MILAYA, una línea de cuidados anti-âge para pieles maduras de la firma de belleza GALÉNIC. Toda una gama especial para el cuidado de la piel de las mujeres maduras.
A partir de los cincuenta la piel pierde esplendor, se fragiliza, su aspecto refleja una piel más seca, el resultado final es un desequilibrio hormonal altamente conocido por todas como menopausia.
Moringa oleifera Lam, es un árbol único y muy resistente descubierto por los botánicos de Pierre Fabre para luchar contra el envejecimiento cutáneo.
¿Cuáles son los beneficios al utilizar Milaya al extracto de Moringa?
-Unificar, nutrir y aclarar la piel en un primer paso. Esto se consigue con el elixir revitalizante unificador.
– Revitalizar, reconfortar y proteger la piel, gracias a la crema antiedad revitalizante.
-Alisar el contorno de ojos e iluminar la mirada, con el cuidado iluminador de ojos.
El secreto…
El Moringa es un árbol originario de India, tiene un rápido crecimiento y puede alcanzar los 5 o 10 metros de altura, muy resistente a los cambios climatológicos y que da unas flores blancas y de tamaño irregular.
Milaya utiliza toda la fuerza anti-âge del árbol de la eternidad de Madagascar consiguiendo despertar e iluminar la belleza de la piel, irradiando juventud.
Cambios que sufrimos en nuestra piel con la menopausia…
El buen funcionamiento de las células de la piel de la mujer está directamente relacionado con los estímulos fisiológicos recibidos de las hormonas, en concreto de los estrógenos. Durante la menopausia la producción de estrógenos cae hasta un 50%, por esta razón se produce el envejecimiento hormonal de la piel, acelerándose el envejecimiento. Se produce la sequedad cutánea relacionada directamente con la disminución de las glándulas sudoríparas y sebáceas. Una palidez en el tono de la piel por una bajada de la vascularización y de la síntesis de la melanina. Nos quedamos sin la protección natural frente a la exposición de los rayos UV y como consecuencia estamos más propensas a la aparición de manchas pardas o los llamados léntigos.
GALÉNIC MILAYA
Por Maite Matallana