¿Habías oído hablar alguna vez del “Raw Food”? Se trata de un tipo de alimentación totalmente vegetariana. Consumir solamente alimentos crudos y orgánicos. No deben tener ningún tipo de cocción y otra fórmula podría ser deshidratar los alimentos en el horno.
En España también se la conoce como comida crudivegana o crudivorismo.
¿Por qué hay que decir NO A LA COCCIÓN?
Con la cocción curiosamente se pierden vitaminas y minerales. Además los alimentos cocidos producen que las digestiones sean más lentas y en ocasiones difíciles en comparación con la ingesta del alimento crudo. Sus seguidores dicen que esta dieta aporta energía, desintoxica y mejora la salud.
La opinión de Los Expertos…
Según los especialistas, este tipo de alimentación basada sólo en verduras, podría con el tiempo producirnos unas carencias de vitaminas B12 y D. También tendríamos alguna deficiencia en minerales, sin ir más lejos, el hierro, el calcio y el zinc, podrían desequilibrarse en nuestro organismo. Por esta razón siempre que demos un giro a nuestra alimentación, o emprendamos alguna dieta diferente, es conveniente consultarlo con el médico, sobre todo si tenemos algún pequeño problema de salud.
Aunque a nosotros nos resulte curioso, el raw food , es una dieta antigua que promovía el consumo de alimentos en su estado natural. Frutas, verduras, hortalizas, algas, nueces, germinados y brotes. Sólo se permite procesos naturales como la germinación de semillas y granos, deshidratación y otros procesos donde el alimento no destruye.
También es conocida como alimentación viva, una práctica que nació en San Francisco en los años sesenta y predica la comida sin cocción como la mejor forma de aprovechar los nutrientes de los alimentos. Los vegetarianos fueron los primeros en adoptarla. Varias celebrities de Hollywood se hicieron fanáticas de esta dieta, con Sting a la cabeza seguido por Demi Moore, Cher y hasta Robin Williams.
Consulta siempre al médico antes de seguir cualquiera de estos consejos por si en tu caso específico no es conveniente que lo hagas.
Por Maite Matallana