ISLA DE RÉ, UN LUGAR DE ENSUEÑO EN LA COSTA FRANCESA

Una isla costera situada en el Océano Atlántico frente a la localidad francesa de La Rochelle. Nuestro primer destino tiene que ser La Rochelle, situada en la región Poitou-Charentes, con un precioso puerto y sin duda uno de los destinos más románticos.  Callejear por sus calles y por su casco antiguo es apasionante, descubrirás mil rincones, unas imponentes torres que te hacen viajar al pasado con un puerto que luchó en su momento por su independencia.

Podrás degustar un exquisito marisco en alguna de sus muchas terrazas, calles muy animadas y repletas de palacetes que bien merecen ser observados y fotografíados.

Una vez allí, se puede hacer la escapada a la isla de Ré, un destino muy especial con casas blancas y persianas de vivos colores, enrollables y en sólo tres colores: verde, azul y gris.  Si lo haces en coche, tendrás que cruzar un puente que une la isla con tierra firme, para entrar deberás pagar 3 euros de peaje, aunque también tienes la posibilidad de dejar el coche en un lado del puente y tomar un autobús que sale por 1 euro y te lleva hasta la isla. Puedes recorrer de lado a lado de la isla en bicicleta, pasear por sus calles y descubrir sus playas de arena fina, un auténtico  paisaje de ensueño.

Tu visita comienza en Saint-Martin-de-Ré, la capital de la isla, con sus importantes fortificaciones diseñadas por Vauban en el siglo XVII. Callejuelas que invitan al paseo, un lugar donde los niños son muy bien recibidos y que se divertirán mucho recorriendo algunos paisajes en burro, rodeados de una naturaleza preservada  y grandes bosques de pinos.

Visita obligada al espectacular faro de las ballenas, es el punto más alto de la isla, con sus 55 metros de altura, fue construido en 1854. Puedes probar tus energías subiendo 257 escalones, llegarás así a la parte superior y desde allí tendrás una vista maravillosa de la costa. Cuando la marea está baja se pueden ver las esclusas para peces, una forma curiosa de pescar en esta costa. El faro fue así bautizado por los cientos de ballenas que en la época de los romanos llegaban hasta la bahía.

La mejor época para desplazarse hasta Re es el verano, un pequeño lugar mágico de 30 kilómetros de largo y 5 de ancho. En invierno allí sólo viven 12.000 personas, pero en julio y agosto llegan a concentrarse hasta 200.000 visitantes, esa es la razón del peaje de su puente evitando así que en su interior se concentren demasiados coches y no permitan recorrerla caminando o en bici.

Otra visita está en la parte más noroeste de la isla, en el Ecomuseo de la Salinas, donde descubrirás su tradición salinera. . Las salinas ocupan un 20% de la superficie total, lo que representa 1.500 hectáreas, alguna están en activo para la producción de sal o para afinar las ostras.

Si lo que buscas son resorts o centros comerciales, olvídate, este es un pequeño paraíso donde se para hasta el tiempo, al menos esa es la sensación que tendrás estando allí.

Para los niños hay un lugar muy especial en el Parque de la Barbette, al lado del puerto St.Martin, donde los peques pueden dar un divertido paseo en asno, una raza muy antigua y con pocos especímenes que allí aún se pueden ver.

Dentro de la propia isla de Ré, hay otros pequeños pueblecitos bellísimos, Ars-en Ré, La Couarde-sur-Mer, Rivedoux-Plage o Le Bois-Plage-en-Ré, todos ellos rodeados de preciosas playas que invitan continuamente al visitante a darse un chapuzón.

Y llega el momento de recuperar el aliento y comer, disfruta de unos riquísimos mejillones en salsa marinera y unas estupendas ostras, lo más típico de la isla. Puedes terminar la degustación de la zona con un helado en La Martinière, la heladería más popular de la zona.

ISLA DE RÉ EN LA COSTA FRANCESA.

Por Maite Matallana