Foto de portada: Photo © M.G.C.G
MAD Generation Consulting GROUP
CUANDO ALGUIEN PARTE, ALGO POR DENTRO, MUY DENTRO SE PARTE… O como dice la letra de las Sevillana… “algo se muere en alma cuando un amigo se va…”.
El alma se muere casi del todo cuando los que se van… y para siempre… son tus personas queridas. Los padres… ¿Cómo se puede soportar ver cómo van uno detrás de otro, en mi caso por ejemplo? Las personas que más te quieren, eso lo tiene uno claro, quizás no en la adolescencia, que a veces incluso se les ve como el enemigo a batir por todas las «trabas» que ponen para lo que uno quiere hacer, que es divertirse, vestirse como uno quiere y no hacer mucho más… Y ahí están ellos, guardianes de nuestra formación, para nuestro futuro, para hacernos entender que todo es compatible. Pero según van pasando los años, y tal como la vida te viene demostrando a través de amistades, parejas, etc. etc… el único amor incondicional, altruista y protector es el de ellos. Por eso, cuando te faltan los dos, la palabra «horfandad» adquiere todo su sentido… Se te va el paraguas protector ante las inclemencias de la vida… ¿Quién te queda para sentirte protegid@? En realidad a nadie. Los que tenemos hijos, somos nosotros los «paraguas»…y en pareja, pienso, que en el caso de la mujer, es más protectora que el hombre… mucho más. Por lo cual, la soledad en ese sentido es absoluta. El hueco emocional e incluso físico es imposible de suplir y el dolor de la ausencia… el dolor de la ausencia es infinito y para siempre.
A parte de esta «partida», creo que lo peor que le puede pasar a un ser humano es que un hijo se te vaya…Yo en concreto no creo que lo pudiera soportar, eso creo… Pero veo a mujeres y hombres tan fuertes en mi ámbito familiar… A alguien muy cercano se le fue un hijo con 18 años… Hay otros hijos, los hay, por eso sigue viviendo, pero ya es otra vida, ya el corazón está roto, no hay forma y manera de pegarlo.
También está cuando a una pareja de muchos años juntos se le va de esta manera, es decir para siempre… queriéndose, amándose y, de pronto, viene la zarpa maligna y se lleva a tu mitad elegida de manera libre… A partir de ahí, pienso que esa persona, la que queda, porque se tiene quedar, ya la vida la ve en blanco y negro…Ya nada es igual… sobrevive, no le interesa nada, si no es como lo compartía con su amor de siempre.
También existe otro dolor, de otra forma, pero desgarrador. Cuando alguien a quien amas se va de pronto y sin anestesia de tu vera… ¿Cómo puede ser?… La banda sonora de tu vida se para en seco… ¿Cómo puede ser?… ¿Cómo se puede dejar de amar de un día para otro?…Pues sucede…Y uno se queda como esas muñecas rusas que se tambalean de un lado para otro. Primero no entiendes nada… Ymás difícil de comprender es cómo vas a pasar los días venideros sin los te quieros de esa persona a la que amas… No se puede comparar con «las partidas» a las que me refiero antes… pero también mutilan, también se te muere el alma, te entran una niebla y unos escalofrios… que no hay abrigo que lo amortigue… Entras en la calle melancolía y del olvido sin saber cómo y por qué has llegado allí….
Después de hablar de «todas estas» partidas… que duelen, que se muere uno un poco con cada uno de ellas, y sobre todo con las partidas trágicas de un hijo… Después de hablar esta semana de cosas tan tristes….También quiero terminar con un canto a la esperanza y decir que sí, que es doloroso… pero somos fuertes, el ciclo de la vida está conformada de esta manera, unos se van antes que otros, el amor duele, pero también te da la vida mientras lo vives… ESTO DE EXISTIR ESTÁ MUY BIEN… CON TODO… SIEMPRE, CLARO ESTÁ, QUE TE DEJEN, (el tiempo que tengas que estar aquí) VIVIR… NOS SOBRAN LOS MOTIVOS.
Cristina López del Hierro