No es necesario hacer grandes planes para disfrutar de un verano especial e inolvidable. Un simple picnic en un entorno único, con alimentos de primera calidad y una puesta en escena delicada y sofisticada puede ser una alternativa ideal para disfrutar de unos días agradables en compañía de la familia o los amigos. Además de ser una idea original, es muy económica, por lo que podrás vivir jornadas increíbles sin necesidad de gastar demasiado dinero. Algunos hoteles de RURALKA ya están organizando excursiones de ensueño a sus huéspedes. Estos establecimientos abren sus “alacenas” con la llegada del buen tiempo y proponen picnics de todo tipo para esta temporada. Las hay de todo tipo: puestas de sol en paradisíacas playas, picnics en la ribera de un río, cenas “in the wild” en plena reserva natural… ¿Con cuál de estas opciones te quedas?
Con la cesta en la bicicleta, llevando pan artesano, queso y vino, entre otras delicias, paseando entre las flores y con los paisajes más bonitos de fondo… Este es el mejor plan para cuando hace bueno. RURALKA los sabe y ha ideado una carta de picnics ideales para los amantes de la naturaleza y la gastronomía. Estas son algunas de sus propuestas:
El Picnic de Cala Grande, en Almería
Frente al mar Mediterráneo, el hotel Cala Grande, ubicado en Las Negras, propone cuatro picnics preparados en una cesta de mimbre con la que disfrutar de las mejores puestas de sol. Los picnics se llaman: El Cortijo del Fraile, La Torre de los Lobos, Mirador de la Amatista y Arrecife de las Sirenas. Los cuatro se acompañan con agua, botella de vino blanco o tinto y, por ejemplo, uno de ellos, contiene salmorejo con huevo cocido y taquitos de mojama, carpaccio de lomo al horno con cebollita y bizcocho de chocolate. El precio de los más sencillos es de 28 € y los más completos llegan a los 36 € por persona.
El Picnic de Casa Pepa, en León
El plan es el siguiente; Pasear por Santa Colomba y merendar junto al río para después jugar una partida de bolos al aire libre; o convertirse en peregrino por un día haciendo un tramo del camino conociendo pueblecitos medievales; o dar un paseo entre robles para llegar a la laguna Cernea, antiguo lavadero de oro. Todo ello acompañado de una cesta con una “tortilla para estornincar”, ensaladita, fruta, chocolate y agua. El precio es de 4 € por persona.
El Picnic de Caserío de Fatas, en Huesca
El Pico Anayet se refleja en el Ibon, un lago producido por el deshielo y la cesta que preparan para disfrutar del paisaje tiene de todo: el mantel artesano, el pan de pueblo con embutido local, la ensalada, la fruta cortada, los frutos secos y la bebida. También lo personalizan con bizcochos o tortillas especiales. Otra de las excursiones propuestas es subir a la Peña Oroel y disfrutar del picnic con las impresionantes vistas al Pirineo. El precio por persona es de 10 € por persona.
El Picnic de Cases Noves, en Alicante
Toni y Sofía, los propietarios de este precioso hotel con vistas, animan a sus huéspedes a conocer la belleza interior de Alicante, como la Sierra de Aitana o el Valle de Guadalest. Y para que los amantes del senderismo lo tengan más fácil les proporcionan: mochila, palos para caminar, cantimplora, kit de primeros auxilios, alfombrilla de montaña, un mapa, bocadillo, barrita energética, fruta, surtidos de té y café. El precio por persona es de 6 € por persona.
El Picnic de El Convent 1613, en Teruel
Los anfitriones de este hotel-monumento tienen en el recuerdo de su infancia los momentos en los que salían de excursión todo el día con la comida preparada para disfrutarla al lado del río. De aquí surge una idea que fascina a sus clientes. Y preparan dos tipos de picnics: el fast picnic (11€ por persona), pensado para el que en medio del camino hace un alto para reponer fuerzas, y lo preparan en el interior de una bolsa de celulosa reutilizable que contiene bocadillo de jamón, tortilla o embutidos, galleta casera, pieza de fruta, zumo y agua; y el slow picnic (39 € para dos personas) pensado para románticos sin prisas, ideal para disfrutarlo junto al río y con productos de la región. La cesta lleva medio salchichón, medio chorizo, un queso de cabra, una mini tortilla de patata, panecillos, tomates para preparar un auténtico “pa amb tomaquet”, aceite de oliva, ensalada verde, magdalenas y bizcochos hechos en casa, termo de café con leche, zumos o agua, y cerveza o vino. No faltan el mantel y los cojines.
El Picnic de Finca El Cortiñal, en Cáceres
Desde este antiguo caserío extremeño, situado en plena naturaleza, sugieren dos tipos de picnics. La cesta gourmet con su vajilla completa, con vino, selección de embutidos típicos de la zona y queso, 3 conservas gourmet, gazpacho, pan, futa de temporada y dulces, por 29€/persona. Está recomendado para disfrutar del pantano de Alpotrel o hacer parada en la ruta de los dólmenes; también disponen de un picnic para dos y en mochila, más sencillo que sirve de tentempié en el paseo, por ejemplo, por la propia finca El Cortiñal.
El Picnic de Fuerte de la Concepción, en Salamanca
Desde este antiguo fuerte, mandado construir por Felipe IV, nos aconsejan disfrutar de su singular picnic en la Estación de Arte Rupestre de Siega Verde, situada en los márgenes del río Águeda. En el picnic, que tiene un precio de 15 € por persona, se incluyen emparedados, surtido de quesos, botella de vino y pastel “El Fuerte”.
El Picnic de la Hospedería la Era, en Córdoba
Los anfitriones de este precioso hotel preparan el día perfecto, con un paseo por la sierra y un picnic basado en producto local y de proximidad que encanta a los viajeros: aceite de oliva virgen extra D.O.P Priego de Córdoba, remojón de naranja (ensalada de naranja, huevo cocido y bacalao), ensalada de pimientos rojos asados, surtido de embutidos de elaboración propia y de quesos ecológicos, pan, vino regional, postre “turrolate”, frutos secos, carne de membrillo casero. Y por 20 €. Y en el verano, con luna llena el picnic se convierte en toda una experiencia.
El Picnic de la Casona de Cosgaya, en Cantabria
A los pies de los Picos de Europa, en la comarca de Liébana, Gabriel, el anfitrión de esta casona del siglo XVI propone una excursión guiada para conocer los parajes más bellos de la zona y una experiencia gastronómica de altura. Después del paseo nos lleva a una carpa, ubicada en un lugar estratégico, siempre con vistas (y en época de berrea, cerca de los animales), en la que ofrece en mesa totalmente equipada: picoteo de embutidos, quesos, pudines y tortillas de patata, puchero de caldo caliente (especialmente fuera del verano) o sopa fría, merluza a la romana y una carne (todo ello con sus guarniciones), un postre, bebidas, café e infusiones, cava y chupitos. El picnic de lujo. El precio total del plan es de 140 €.
El Picnic de La Vida de Antes, en Toledo
En esta casa típica manchega del siglo XIX se puede disfrutar de los paisajes de molinos de viento acompañado de un pequeño, pero delicioso, picnic a base de agua, zumo, sándwiches (vegetal, mixto y de paté de atún), tres piezas de fruta y dulces caseros. Se presenta en bolsas de papel reciclado y el precio es de 14 € por persona. Después de la excursión se hace imprescindible refrescarse en la alberca del patio donde por las noches organizan en varias ocasiones conciertos y diferentes actos culturales.
El Picnic de Villa Marrón, en Asturias
Alberto, el anfitrión de esta preciosa casa de indianos siente debilidad por disfrutar de su picnic en la cercana playa de Gulpiyuri, a 15 minutos andando del hotel, para lo que prepara un bollo preñao (relleno de chorizo), paté de cabracho, y la casadiella, una empanadilla frita de masa de harina de trigo que se rellena con nueces, azúcar y anís. Y ,cómo no, con una botella de sidra. Precio 10 €. También ideal para planes de naturaleza o hacer parada en la ruta de pueblos pintorescos.
El Picnic de Hotel & Spa La Salve, en Toledo
El jardín de esta quinta manchega se hace cómplice del picnic, que sobre todo se aconseja para disfrutar al lado de la piscina. Es sencillo, pero delicioso. Se trata de un sándwich de ventresca, asadillo de pimientos, lechuga, tomate, mayonesa y espárragos blancos. Se acompaña de una bandeja de fruta cortada y el precio por persona es de 10 €.
El Picnic de la Casona de Valfrío, en Cáceres
En la comarca de la Vera los paisajes son de cuento. Los anfitriones de esta bonita casa preparan una ruta que pasa por puentes del siglo XVI, calzadas romanas, bosques de robles melojos y regatos de aguas cristalinas. Y en la parada, el momento gastronómico con el Picnic que denominan “Saboreando Extremadura”, cuyo precio es de 40 € y lleva vino de la tierra de Extremadura, tabla de quesos extremeños, pan de pueblo y frambuesas, todo en una cesta muy completa.
El Picnic de Castell de la Solana, en Alicante
Desde esta masía clásica alicantina proponen una excursión en bicicleta por el Vall del Pop o llegar hasta el “beach point” para disfrutar de un suculento picnic que oscila entre los 18 y los 25 € por persona. El picnic se prepara en mochila o cesta, siempre acompañado de una manta para asegurar una siesta placentera. Éste varía en función de la temporada, pero puede llevar escalibada, varios tipos de ensaladas, tablas de queso, embutidos de la zona, empanadillas caseras, tortillas, etc, siempre acompañado de pan artesano.
El Picnic de Casa da Cisterna, en Portugal (Castelo Rodrigo)
Desde esta Casa de Aldea llena de sabor y detalles nos plantean un paseo por el Parque Natural de Douro Internacional o a la Reserva de Faia Brava. Para estas escapadas, el picnic, con su cesta y su mantel, lleva té helado de hierbas del jardín, sandwich de lomo asado con lechuga y tomate, empanada de vegetales o pollo, y postre, por ejemplo, de frutos rojos; su precio es de 15€ por persona. También dan una alternativa interesante con su cena “In the Wild” donde preparan una mesa preciosa y llena de encanto cerca del río Çoa y de los viñedos. Para empezar…un Porto-tonic con unas tapas: higo con jamón, tomate con queso, sopa fría de calabacín y queso de cabra. Se continúa con una ensalada árabe de zanahoria, unas verduras preparadas, y unas sardinas en escabeche. De plato principal ofrecen el bacalao frito con salsa de tomate y patatas o el estofado de pollo con setas y arroz de zanahoria. De postre, la tarta de almendras o el bizcocho de requesón. Siempre vino blanco y tinto de la región y para terminar un vino de Oporto. El precio de la experiencia es de 80 € por persona.
Más información en www.ruralka,com