Frío, mucho frío, hacía el día que nació PAZ. Era un lugar muy lejano, se podría decir que un lugar en ninguna parte… desconocido por muchos, ignorado por otros. Sus padres la concibieron en una hermosa noche de primavera… pero llegó en una noche oscura de gélido invierno. Justo y Concordia, así se llamaban sus progenitores… jóvenes ellos, pero sabios y con conocimiento. Se conocieron en un viaje que el destino les preparó, desde niños tenía la misma inquietud, saber lo que sucedía más allá de sus aldeas… De origen muy humilde, pero con una gran riqueza interior, anduvieron por tierras lejanas, y mucho de lo que vieron, desolación les causó… No podía Justo entender que en frente de un niño muriendo de hambre, a otro niño glotón la comida le sobrara a satisfacción… Tampoco Concordia podía comprender que por tierras, banderas, ambición… la gente quitara la vida a otras de su misma condición… Caminaron, recorrieron mundos, universos… todo dentro de este misma tierra, grande pero pequeña, donde deberían caber todos y vivir todos por igual… Emprendieron el camino de vuelta y, visto lo visto, dentro de su desesperación… con todo su inmenso amor, entendieron que no cabía otra solución… Esa noche estrellada, con un inmensa LUNA, como testigo de su unión, crearon a la que sabían que este mundo vendría a arreglar… Engendraron a PAZ… y la PAZ llegó… y en esa noche fría y oscura, de pronto todo se iluminó… y creció y creció…..y a todos los lugares de la tierra LA PAZ arribó. ¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!
Cristina López del Hierro