En el mundo en que vivimos, podría plantearse la cuestión de saber de dónde proceden las aspiraciones, los deseos o las ambiciones de las mujeres. En el siglo pasado, se vieron obligadas a conquistar derechos fundamentales, entre ellos el de disponer de la hora, algo que parece obvio hoy en día, pero que estuvo reservado en los siglos pasados a los hombres y mujeres de la corte, a aquellos que detentaban el poder. En nuestros días, las mujeres aprehenden el tiempo sin restricciones, como un arte de vivir. Las mujeres han hecho de los instrumentos para leer el tiempo unos aliados que les permiten afirmar su independencia, expresar sin palabras, pero con claridad, lo esencial de los aspectos que constituyen su personalidad.
Desde siempre, Audemars Piguet ha ofrecido al género femenino unos instrumentos excepcionales, destinados a dar de ellas la imagen más justa y sublime. Cada reloj, con su complejidad y sus especificidades, ha sido siempre el reflejo de este apego de la manufactura por magnificar a la mujer. Además, los archivos de Audemars Piguet ocultan auténticos tesoros que ponen al día la modernidad que demuestra la casa al hacer una especialidad de la fabricación de movimientos, entre ellos los de tamaño muy pequeño, y de la utilización de complicaciones relojeras, integradas muy pronto en los modelos femeninos. Auténtica experta en su arte desde hace 138 años, la manufactura, que sigue en manos de sus familias fundadoras, instalada en Le Brassus (cuna de la alta relojería suiza), ha sabido trascender a lo largo del tiempo sus creaciones relojeras.
Todas las piezas femeninas presentadas en 2013 en el Salón Internacional de Alta Relojería de Ginebra reflejan el espíritu de independencia, tan importante para la marca como su gusto cultivado por la elegancia. Tanto si se trata de los modelos de la colección Royal Oak en versión de cuarzo o automática, aquellos que están dotados de una función cronógrafo como el Royal Oak Offshore Ladycat o los Jules Audemars engastados, auténticos relojes impregnados de clasicismo, los relojes Audemars Piguet demuestran con brío que se adaptan perfectamente al temperamento, a la situación o a los deseos de aquella que lo luce.