¿Cuántas veces habremos dicho: “voy a empezar a comprar ropa de calidad”, “es la última vez que compro ropa barata”, “lo próximo que me compre será de una marca buena”…? ¿Y cuántas veces no hemos cumplido nuestras propias promesas? Entramos en una tienda de alguna marca buena, de renombre, conocida por su buen diseño y su calidad, dispuestas a hacer una compra inteligente y duradera… pero nos echamos atrás. La mayoría de veces, además, por el precio. Solemos pensar que con ese dinero nos da para comprarnos dos pantalones y un vestido de la tienda a la que habíamos dicho que no seguiríamos comprando porque su ropa “más barata” nos dura una temporada… Pero caemos. Claro que caemos.
A veces no somos conscientes del gasto que nos supone ir a comprarnos ropa a las grandes marcas comerciales y enormes franquicias de moda. Los diseños son bonitos, sí, y son además idénticos a los que llevan las it girls del momento, las bloggers más cool, las actrices más chic… y así hasta agotar todos los términos ingleses que se nos ocurran. Pero los materiales sintéticos como el poliéster, el rayón, el nailon o la viscosa se han adueñado de las tiendas y rara es la vez que podemos encontrar prendas compuestas al 100% con fibras puras y naturales. En lo que respecta a los grandes comercios de los que hablamos.
Pero, ¿qué pasa con estos materiales cuando el tiempo avanza? Pues pasa que los colores se desvanecen perdiendo intensidad, se forman nudos de frisado que nos llenan las camisetas (ocurre incluso en las que no son lana) de pelotillas muy poco estéticas, las mangas dan de sí, los olores se impregnan con más facilidad y son difíciles de quitar, sobre todo si hablamos del poliéster… En fin, que para cuando nos queremos dar cuenta dejamos esa prenda apartada al fondo del armario porque nos hemos cansado de ella y nos vamos a por otra de las mismas características, de la misma tienda, de la misma calidad, etc. Acabamos repitiendo un proceso que a la larga nos supone un coste increíblemente mayor que si hubiéramos decidido desde el principio sacrificar dos pantalones de menor calidad por uno de una firma mejor.
Remediar esta situación es muy sencillo. Echando a un lado el tema del precio, comprar una prenda de una marca que venda calidad y diseño por encima de un bajo coste debe ser un pensamiento que se vaya afianzando poco a poco pero firmemente en nuestra mente. Y es que un buen armario (con fondo incluido) no se crea de la noche a la mañana, sino poco a poco y con voluntad. No podemos un día coger todas nuestras prendas que hemos decidido desechar, llevarlas a caridad o convertirlas en trapos para el polvo y gastarnos un mes o dos de sueldo en Massimo Dutti o en Barbour para compensar. Es decir, podemos hacerlo, pero eso sería un poco tirar la casa (o el armario) por la ventana.
La idea que hoy queremos desarrollar es básicamente un plan de inversión en calidad a largo plazo. Hay que concienciarse de que la excusa del precio no es más que eso, una excusa; y que vale más comprar con la cabeza que con los ojos. Debemos tener presente también una máxima muy importante: la calidad no pasa de moda. Por este motivo deberíamos plantearnos comenzar a cambiar hábitos de compra para centrar nuestros esfuerzos monetarios en metas más altas y, sobre todo, más duraderas.
Si bien entendemos que la situación económica en la que vivimos actualmente no es la mejor, no hay necesidad de agobiarse en este aspecto, pues siempre vamos a tener opciones para que tod@s nos podamos llevarnos a casa un piquito de calidad.
Por supuesto, están las rebajas. La época de saldos es el momento perfecto para ejecutar este plan de comprar calidad por encima de cantidad, por lo que deberíamos dirigirnos siempre y en un primer lugar a estas tiendas en las que a menudo entramos sólo para mirar y admirar y animarnos a llevarnos algo que verdaderamente nos enamore. Y si no, prueba a comprar prendas que estén fabricadas únicamente con fibras naturales, o que al menos contenga un porcentaje superior al 70%, como el algodón, la lana, el cashmere, la seda, el lino y materiales así. Van a ser igualmente un poco más caras que las sintéticas, pero merecerá la pena comprobar dos o tres años después lo inteligente que fue comprar un vestido que aún después de tanto tiempo sigue en perfectas condiciones.
Y si ya no somos capaces de encontrar nada en lo que queda de las rebajas, o no podemos esperar a que empiecen las siguientes, siempre podemos introducirnos en el magnífico mundo de los outlet, y si son online, mejor que mejor. A nadie le resulta nuevo este concepto, espero. Un outlet es el lugar ideal para encontrar prendas de las marcas de las que tanto hablamos y en cualquier época del año, pero encontrar uno en el que primen las marcas de calidad no es tan fácil. Nosotros tenemos buenas referencias de un outlet online llamado Foxbuy, cuyas marcas principales son Gant, Belstaff, Barbour, La Martina y algunas más que seguramente no muchos conocerán.
En el caso de buscar materiales puros puede que lo tengamos complicado si lo que queremos es cashmere, por ejemplo. Una buena opción sería fijarse en las marcas escocesas, ya es que Escocia es el mayor importador de productos confeccionados en cashmere del mundo. Un ejemplo es la tienda online Scotmere, que trabaja con marcas escocesas e inglesas especializadas en prendas de cashmere, aunque también podemos encontrar algodón y seda pura, lo cual no viene de perlas. Algunas de estas marcas son Johnstons of Elgin, G. H. Hurt & Son o Love Brand & Co, que por cierto es una marca fundada con un propósito muy noble: salvar a los elefantes.
Y tú, ¿qué piensas sobre calidad antes que cantidad?