Los nuevos aceites faciales son un regalo para la piel. De absorción inmediata, aportan luminosidad, dan cohesión a la piel y la nutren en profundidad a la vez que mejoran la función barrera. Sin embargo, están rodeados de falsos mitos que desterramos con la ayuda de Laura Romero, Directora de Formación de Guerlain, quien además nos presenta el revolucionario Aceite-En-Agua Jeunesse Abeille Royale, una proeza cosmética que combina la riqueza de un aceite con la ligereza de una loción refrescante.
1.- No se absorben FALSO
REALIDAD: Tienen una gran afinidad por la piel.
A diferencia de las cremas, que contiene diversos tipos de emolientes, los aceites son absorbidos directamente por la capa superior de la epidermis, donde actúan mejorando la función barrera. Y es que los lípidos de la piel tienen gran afinidad por otros lípidos –es decir, los aceites– por lo que no sólo se absorben rápidamente, sino que además tienen una gran capacidad de penetración, consiguiendo que sus activos actúen en las capas más profundas. En el caso del nuevo Aceite-En-Agua Jeunesse Abeille Royale, la fase oleosa se encuentra en forma de micro-esferas que llegan al corazón de la piel sin efecto graso.
2.- Producen brillos FALSO
REALIDAD: Aportan luminosidad
No. Un buen aceite no brilla, entre otras razones porque la piel lo absorbe. Lo que sí hace es aportar luminosidad al mejorar las tasas de hidratación y nutrición. ¿Y desde cuándo eso es malo? Con los aceites se consigue el mismo efecto que se obtiene después de seguir paso a paso un tutorial de “strobing”. La piel queda luminosa, jugosa y las pequeñas arrugas quedan difuminadas a golpe de ilusión óptica y nutrición.
3.- Causan granos FALSO
REALIDAD: Al penetrar rápidamente, no ahogan los poros
No nos vamos a andar con rodeos: si usas un aceite mineral… Sí, prepárate para sufrir granos. Pero no es el caso en la cosmética de calidad. Todo lo contrario: tanto por su formulación como por la selección de sus aceites, éstos se absorben con rapidez y dejan los poros tranquilos y felices…No sólo eso: al no contener ceras ni emolientes que pueden asfixiar los poros, los aceites aportan esos lípidos que todas las pieles necesitan sin crear efectos oclusivos.
4.- No hidratan FALSO
REALIDAD: Al mejor la barrera epidérmica, aumentan – ¡y además mejoran! – las tasas de hidratación
El cemento que une las células de la epidermis entre sí son los lípidos: aceites que las mantienen cohesionadas. Y cuando esa barrera epidérmica está compacta, la piel está sana y se ve luminosa y radiante. Al aportarle lípidos afines con la piel a través de un buen aceite facial, estamos dando a la epidermis la cantidad justa de los aceites que mejoran la función barrera, lo que se traduce en una menor pérdida de agua transepidérmica. Por eso, de los beneficios particulares que aporte cada uno, los aceites crean una película que sella la epidermis evitando la pérdida de agua interna. Es decir: la epidermis retiene más agua en su interior, y por tanto se verá más jugosa.
5.- Son sólo para pieles maduras FALSO
REALIDAD: Son tan idóneos para corregir – ¡como para prevenir!
Vamos a dar una mala noticia: la piel comienza a envejecer antes de los 25 años. Es verdad que los signos externos tardan más en apreciarse, pero incluso a edades tan jóvenes la barrera lipídica comienza a sufrir y se ralentiza la regeneración celular. Por eso es tan importante prevenir, y los aceites son excelentes para ello dado que ayudan a mantener la cohesión de la barrera epidérmica. Y si está en buen estado, será más fuerte, más resistente, más sana – y estará protegida.