Puede ser tentador saltarse, apresurarse o escatimar en el paso más obvio del cuidado de la piel, la limpieza. Pero, hacer trampa o saltárselo a la torera te deja con la cara semilimpia y los poros llenos de suciedad e impurezas.
Aunque puede que no sea el paso más glamuroso o excitante de tu rutina, si lo que quieres es una piel clara y brillante, ¡nunca te debes saltar la limpieza! Los restos de maquillaje, los contaminantes y las partículas de polvo penetran debajo de la superficie de la piel, y un lavado rápido rara vez puede llegar donde una limpieza profunda y efectiva llega.
La doble limpieza es un secreto de belleza coreano que consta de dos pasos, lo que asegura que tu rostro esté completamente limpio y libre de impurezas, pero nunca seco o tirante. Comienza con un limpiador a base de aceite, seguido de un gel o crema limpiadora a base de agua.
Pero lejos de ser una tendencia de moda pasajera más, la doble limpieza ha sido elogiada por los mejores dermatólogos. Es la única forma segura de eliminar todo el maquillaje, el protector solar y el exceso de sebo de manera efectiva, y sin dejar la piel irritada, enrojecida y desprovista de humedad.
Pasos de limpieza
Paso 1: Limpiador en aceite
El primer paso es usar un limpiador a base de aceite sobre la piel seca aplicándolo con un suave masaje. Esta primera pasada eliminará las impurezas como los restos de maquillaje y la grasa extra. Y además, el masaje aumentará la circulación y estimulará el drenaje linfático.
Los limpiadores de aceite llegaron al mercado de belleza occidental hace un tiempo, pero algunas personas se mostraron escépticas, principalmente aquellas con piel mixta/grasa. ¿Más aceite en mi cutis graso? ¡¿Estás loco?!
Pero la realidad es que estos limpiadores, que contienen buenos aceites, son muy eficaces para eliminar todos los aceites malos que se acumulan en el rostro a lo largo del día, y no agravará los brotes, sino que los prevendrá.
Desafortunadamente, elegir el aceite de cocina más cercano no es suficiente cuando se trata del cuidado de la piel. El aceite de coco, el aceite de oliva y cualquier aceite vegetal puede obstruir los poros. La clave para una limpieza exitosa es encontrar un aceite que emulsione y enjuague.
Esto no significa que el limpiador no pueda contener algunos aceites vegetales, simplemente significa que la formulación será diseñada cuidadosa y específicamente para limpiar tu tipo de piel.
Después, el limpiador se aclara con agua para eliminar las impurezas, pero no deja la piel seca y desprovista de humedad. Piénsalo: el aceite atrae la grasa, repele el agua, por eso ayuda a eliminar todos esos productos a base de grasa y el exceso de sebo de tu piel.
Paso 2: Limpiador de agua
Entonces, si los aceites de limpieza son tan buenos para deshacerse del maquillaje, entonces, ¿por qué necesitamos una segunda limpieza? Para eliminar las sustancias a base de agua, como bacterias, transpiración o células muertas de la piel, dejando el rostro súper limpio.
Para este segundo paso necesitamos un limpiador convencional a base de agua, que haga espuma pero que no deje la piel tirante o despojada de lípidos o humedad. Lo ideal es que sea un limpiador con un pH de alrededor de 5-6, para ayudar a mantener a las bacterias a raya y asegurar que la tez no quede seco o se irrite.
Aplícalo sobre el rostro húmedo, masajéalo unos segundos y acláralo. ¡Se puede dar por finalizada la doble limpieza!
Aunque puede parecer que lleva mucho tiempo, realmente solo tardarás un par de minutos más en aplicar el segundo limpiador, y los beneficios son mucho mayores.
Además, no hace falta hacerlo todos los días mañana y noche, la mayoría de las coreanas solo lo realiza por la noche, y solo si se han maquillado, se han aplicado protector solar, o han estado mucho tiempo al aire libre.
Una vez que lo pruebes, te darás cuenta de que tu cutis mejora enormemente. La tez no se enrojecerá, el tono se igualará, y tendrás menos acné. Y querrás ampliar tu rutina con una triple limpieza. Sí, ya me has oído. Usando un desmaquillador de ojos para eliminar suavemente el maquillaje rebelde antes de comenzar la doble limpieza.