Las fiestas navideñas están cargadas de encuentros y comidas con familiares y amigos. La que se supone que debería ser una época de tranquilidad acaba convirtiéndose, para muchos, en un estrés continuo por ser el perfecto anfitrión, atender las múltiples citas convocadas, y lograr mantener la línea entre menús de lo más variados y abundantes.
Por ello, Ángel Soriano y Carolina González, dietistas-nutricionistas y miembros de Doctoralia, han elaborado un análisis de los hábitos alimentarios en la etapa navideña, que se caracterizan por un incremento en la ansiedad que nos lleva a comer de todo y a todas horas. Por ello, proponen una serie de recomendaciones para afrontar esta época de la manera más saludable.
Pero, ¿de dónde surge esa ansia por comer tanto en plena Navidad? Ambos profesionales coinciden en que el ansia por comer en las celebraciones navideñas tiene en gran parte una causa social, ya que la ilusión y el entusiasmo por reunir a la familia y a los amigos implica que se quiera compartir un momento de abundancia basado en el placer, lo que se convierte en un exceso en el consumo de comida y bebida. Además, ‘es propio de este período consumir menús más variados y alimentos con más calorías, como polvorones, mantecados, asados, patés, quesos y productos tradicionales’ señala Carolina González.
Para Ángel Soriano, los dulces juegan un papel clave: «El consumo continuo de dulces provoca alteraciones en los niveles de azúcar del organismo que inevitablemente nos llevarán a tener sensación de hambre una y otra vez».
Es frecuente que en esta época del año se ganen 1kg o 2 kg y en los casos más excesivos, entre 3 kg y 5 kg, por eso los especialistas recalcan la importancia de cuidar los hábitos alimentarios durante los días no festivos del mes. Para contrarrestar esta situación, disfrutar del menú navideño sin excesos, y afrontar la etapa navideña sin sacrificar la línea y, lo más importante, la salud, los profesionales han elaborado un decálogo de recomendaciones:
1.Asegúrate de añadir vegetales en cualquier comida, especialmente en las más densas, ya que nos ayudarán a saciarnos con menos calorías. Por ejemplo, brochetas de cherry con albahaca y perlas de mozzarella o una ensalada de canónigos, tomate, aguacate y salmón ahumado. La clave está en sorprender a la familia con algo diferente y ligero.
2.Ofrece postres que faciliten la digestión y que incluyan fruta, evitando así azúcares añadidos o harinas refinadas. Puede ser un sorbete de piña fresca y papaya, o fresas con chocolate negro.
3.Prioriza el uso del aceite para cocinar –antes que la mantequilla- y en poca cantidad.
4.Limita el alcohol lo máximo posible a días festivos. Incluye un vaso de agua entre copa y copa de vino.
5.Sírvete en tu propio plato. Es una manera de controlar tu ingesta, ¡así que evita picar de una fuente!
6.Masticar despacio. Comer rápido hace que no que no percibamos que nuestro estómago se está llenando e ingerimos mayor cantidad de comida que si masticásemos despacio disfrutando de lo que comemos. Un truco para ello es soltar los cubiertos entre bocado y bocado.
7.Lleva una alimentación ligera los días no festivos. Incluye cremas de verduras, sopas y ensaladas. No olvides tomar también 3 piezas de fruta diarias.
8.Sal con la familia a pasear por los mercados navideños, especialmente después de una comida copiosa, y evita unir el almuerzo, el postre y la merienda.
9.Si vas a tener una comida importante, como la de Nochebuena, la de Navidad, o la de Nochevieja, procura hacer ejercicio por la mañana en ese día.
10.Cuando te tomes un capricho, sé consciente del momento y concéntrate en disfrutarlo.