viernes , 15 noviembre 2024

LA CONVERSIÓN DIGITAL: UNA NECESIDAD EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

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Vivimos una situación sin precedentes por la crisis del Covid-19 y esto ha despertado a muchas empresas, que ahora ven la necesidad de transformarse a marchas forzadas y dirigirse hacia lo digital, pues seguimos necesitando productos y servicios, sólo que ahora nuestra forma de consumir ha cambiado y parece que cambiará aún más. Paloma García, asesora en marketing digital, y Ramiro Granda, arquitecto y diseñador industrial en Inditex, nos hablan de la importancia de reinventarse incluso en momentos inciertos como los que vivimos y de cómo reorientar nuestra actividad a terrenos más seguros y rentables.

Dicen las estadísticas que se ha disparado en las últimas semanas el consumo de televisión, plataformas digitales, redes sociales e internet en general. Si hace años cambió el modo de comunicar, ahora toca también cambiar el modo de consumir, de comprar. Es normal que haya personas que todavía se resistan a hacerlo, pero se ha de dar el paso, es el momento de la digitalización, una oportunidad para crear nuevas vías de negocio, para el autoempleo, el teletrabajo y la conciliación familiar, en definitiva, para nuestro propio progreso, tanto a nivel individual como colectivo: “También es el momento de la adaptación del consumidor actual, siempre pendiente del móvil, y del acercamiento a las nuevas generaciones, ya que ellos marcarán el futuro, son la era de los 15 segundos, jóvenes que se identifican con mensajes cortos, que no les gusta que les digan qué comprar y que disfrutan del lugar de venta, interactúan, y demandan una comunicación directa y transparente”, nos comenta Paloma García, asesora en marketing digital y fundadora de la empresa LABdays.

 

 

Ramiro Granda es arquitecto y diseñador de Inditex, especializado en retail y diseño industrial, y su visión sobre la situación actual no puede ser más optimista: “Todo esto nos impulsará hacia el futuro, la tecnología es clave en la experiencia del cliente y el consumidor exige cada vez más servicios personalizados y novedosos que les genere satisfacción – que luego valoran en sus redes – y el comerciante debe hacerse cargo de cubrir sus necesidades adelantándose a sus expectativas”.

 

 

 

¿Qué pasará a partir de ahora?

Las empresas que han funcionado todas estas semanas con el teletrabajo, lo verán como una opción para quedarse, poco a poco se implantará por todas sus ventajas: “Y el comercio local, por ejemplo una pescadería de barrio que en estos días ofrecia los pedidos por whatsapp o redes sociales, tendrá a partir de ahora esos datos y podrá ir sumando más, ofreciendo un nuevo servicio y aumentando ventas, consolidando al fin su red de clientes digital. Hoy en día son muchos los negocios que funcionan así, con la venta en internet, con sus clases online, con probadores virtuales o con videollamadas personalizadas”, nos aclara Paloma.

Tras la pandemia, las normas sociales y la forma de interactuar cambiarán y eso se reflejará en el uso del espacio, de hecho ya ocurre: distancias de separación, señales normativas y divisiones entre usuarios. Ramiro Granda le encuentra a todo esto el lado positivo: “Nos resistimos a aceptarlo pensando que nos privan de algo que teníamos antes, pero la realidad es que nos están ayudando a darle una vuelta a todo, a reinventarnos. Y precisamente para alcanzar este objetivo, muchos comerciantes están inmersos en un intenso proceso de digitalización en el que se hace imprescindible la inversión en nuevas tecnologías que les permitan detectar mejor la necesidades del consumidor, para así poder ofrecerle una atención personalizada”.

Los patrones de compra de los clientes indican que las tiendas seguirán teniendo un protagonismo decisivo y que la experiencia vivida en ellas será completamente diferente a lo que hemos experimentado hasta la fecha: “En este contexto, la omnicanalidad se ha convertido en un factor esencial para los comerciantes, transmitiendo la misma información en todos sus medios, online y offline. Las herramientas digitales aportan un valor añadido al comercio y sirve para diferenciarse en la experiencia de consumo: ya encontramos sensores que nos reconocen como usuarios, capaces de determinar si somos clientes frecuentes o no, y nuestra edad, para adaptar la comunicación de la tienda, o simplemente para saber qué productos son más reclamados”.

BAZAR

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