Fukuroshiki es un bolso multifuncional, según el momento del día y las necesidades de cada persona, puede tener la apariencia de mochila, de bandolera o bolso de mano. Pero más que un simple bolso o una mochila, es una forma de vida. Su filosofía se basa en el consumo ético, sostenible y responsable.
“Una vez se acabe todo, tienes que preguntarte ¿qué has hecho por la humanidad?”
El proyecto lo lleva Christian Zambrano, un joven emprendedor de 31 años, que después de vivir en varias ciudades europeas y observar con detalle el día a día de trabajadores y estudiantes descubrió una necesidad urgente para el planeta y para el consumidor; Un bolso que se convirtiera en mochila, bolsa de la compra, bolso de mano e incluso mantel en función de las necesidades.
“Hablando con la jefa de diseño, nos dimos cuenta que en nuestros desplazamientos diarios en tren, metro, autobús y, más esporádicamente, en avión, observábamos una generación de “nómadas urbanos”. Esclavos del reloj, de la agenda impenitente de reuniones, de las distancias, de los atascos, cargados con nuestras carteras, libros, bolsas de la compra y demás bagajes cotidianos”.
Así nació la idea de Fukuroshiki, un bolso útil para múltiples funciones y que además no supone un mazazo para el planeta. Christian asegura que se dio cuenta tras un extenso estudio, de la increíble cantidad de envases, bolsas, cajas, paquetes y envoltorios plásticos excesivos que usamos en nuestra vida. Por eso pensó en Fukuroshiki como solución.
Fukuroshiki tiene como objetivo la optimización del espacio, desde un principio ecológico y respetuoso con el medio ambiente para reducir el uso de residuos, especialmente el plástico.
De dónde viene Fukuroshiki
Su inspiración dio nombre al producto: Fukuroshiki. En japonés ‘Fukuro’ significa bolso y ‘Furoshiki’ es la técnica de envoltura. “Un amigo me habló hace mucho tiempo de una técnica oriental que usaba trozos cuadrados de tela para envolver cosas y objetos, y esto me llevó a indagar en publicaciones, hemerotecas e Internet sobre esta práctica. Y así fue, ya que después de innumerables consultas, me encontré con una técnica antigua para envolver y transportar objetos llamada Furoshiki. Por eso, decidimos incorporar esta antigua técnica japonesa de envoltura, concebida para responder, en cada momento del día, a las necesidades del ‘nómada urbano’ que se mueve en una sociedad global.”
Este bolso es un producto que por su adaptabilidad y funcionalidad cubre las necesidades de transportar y envolver al mismo tiempo, sustituyendo otros productos y bolsas altamente contaminantes.
Compromiso con el medio ambiente
Tanto para obtener los materiales como en la parte de producción de Fukuroshiki Christian y el resto de su equipo trabajan con empresas que reducen, reutilizan y reciclan los desechos que contaminan por toneladas el planeta.
Para ello producen, fabrican y utilizan materias primas respetuosas con nuestro medio ambiente y la sociedad que les rodea desde la conciencia, de forma controlada y con total transparencia.
Conciencia social
Además de su compromiso con el medio ambiente también destaca su compromiso social y ético. Precisamente por eso trabajan con empresas que promueven la rehabilitación y reinserción de personas necesitadas en la sociedad, proporcionándoles un trabajo, un lugar y un nuevo comienzo en sus vidas.
Su ‘packaging’ o embalaje está hecho por ‘Ellas lo Bordan’, una empresa de inclusión que forma parte de la Fundación Manresa y en la que trabajan mujeres maltratadas. Están situados en Entrevías. “Un ejemplo de querer devolver a nuestra comunidad y a los que más necesitan nuestro apoyo“.
Comercio de proximidad
Apuestan por el comercio local y de proximidad. Por un lado está el taller que está situado en Málaga y en el que solo trabajan mujeres. Además, sus proveedores son de Bilbao, Alicante, y Ubrique. Y ya fuera de nuestras fronteras trabajan con una empresa alemana de telas sostenibles.
Se trata, según su creador, de un concepto de bolso que hará sentir al consumidor “PRÁCTICO, COMPROMETIDO Y DIFERENTE”. Es un proyecto que persigue un objetivo claro: una forma más sostenible de consumir, o mejor dicho, una mejor forma de consumir.
“Nuestros bolsos (productos) no son para todos, y eso está bien. No todo el mundo está dispuesto a ser diferente, es decir, a ser el cambio que se necesita”
Nuestro bolso no cambiará el mundo, eso se lo dejamos a la gente que lo lleva.