¿Te afecta el cambio de hora? No eres la única. La disminución de la luz solar afecta directamente a nuestro organismo, alterando el estado de ánimo e incluso el reloj biológico. La Dra. Ana Neves, portavoz de la unidad de Medicina del Estilo de Vida de Clínica FEMM, explica que “el cambio de hora desajusta nuestros ritmos circadianos, que están controlados por la luz natural. También afecta a la producción de melatonina, por lo que es normal que, tras este proceso, el cuerpo experimente sensaciones negativas y una energía menor a la habitual”.
Consecuencias más comunes del cambio de hora
La especialista en bienestar expone consecuencias muy comunes que podemos experimentar con el cambio de hora:
• Mayor sensación de cansancio. Esto ocurre porque se produce una alteración de la melatonina. “En las épocas en las que el día es más corto, nuestro organismo segrega una mayor cantidad de esta hormona, lo que produce efectos de somnolencia antes de tiempo”, explica la doctora.
• Reloj biológico alterado. Según Neves, “en la mayoría de los casos, entramos al trabajo por la noche y salimos en las mismas condiciones, un hecho que altera nuestro ritmo biológico. Por ello, sufrimos una sensación parecida a la de los trabajadores nocturnos, como el jet lag cuando viajamos a un país con horarios distintos”.
• Cóctel de sensaciones negativas. La disminución de luz solar y el cansancio pueden provocar falta de motivación, irritabilidad, tristeza y apatía. “También tenemos menos energía, por lo que es habitual que nos sintamos generalmente peor los días después del cambio de hora”, añade la Dra. Neves.
Consejos para huir de las consecuencias negativas
Aunque este proceso dura únicamente unos pocos días, es recomendable preparar a nuestro organismo para que el cambio no sea tan drástico.
• Cambio progresivo. “Atrasar la hora de dormir diez o quince minutos puede ayudar a que el cambio no resulte tan brusco para el organismo. Así el choque será más llevadero”, aconseja la especialista.
• Tips para no perder el sueño. Evitar la cafeína por la tarde, no ingerir comidas pesadas antes de descansar y echarse siestas de menos de veinte minutos durante el día son algunas de las acciones que pueden facilitar el descanso nocturno.
• Exposición al sol. La luz solar mantiene al organismo activo frenando la somnolencia. “Un paseo durante el mediodía constituye un gran aliado a la hora de mantener el cuerpo atento”, afirma la Dra.
• Estilo de vida saludable. Tanto la actividad física como una alimentación equilibrada evitan que los ciclos de sueño se alteren. La Dra. Neves añade que es importante mantener horarios de comida que no afecten a nuestro descanso.
• Alimentos ricos en triptófano. «También puede incorporar al menú nocturno ciertos alimentos ricos en triptófano, un aminoácido necesario para» segregar melatonina. Algunos ejemplos son el chocolate negro, el plátano y los huevos”.
La Unidad de Medicina del Estilo de Vida de FEMM realiza un estudio multidisciplinar en el que se estudian los hábitos de vida a partir de seis pilares básicos como el sueño y la alimentación. De esta forma se busca mejorar el bienestar y la salud del paciente, además de prevenir enfermedades genéticas o propias de la edad.