Llega la operación salida de Semana Santa y en esta época del año hay muchos factores que pueden afectar a la conducción de diferentes maneras. La primavera ser una estación de meteorología muy cambiante, con lluvias y cambios de temperaturas. Además, ha habido un reciente cambio de horario, el sol comienza a incidir con más fuerza y la vida despierta de su letargo invernal, por lo que hay un mayor movimiento de animales e insectos, y de crecimiento y floración de las plantas, con un aumento del polen en el ambiente. Desde Carglass® España queremos lanzar una serie de consejos para hacer más segura la conducción en esta Semana Santa.
1-Cambios de luminosidad
En primavera podemos vivir las cuatro estaciones en un mismo día, con cielos encapotados, mucho sol e incluso granizadas. Llevar unas buenas gafas de sol en el coche y saber usar los parasoles nos ayudará a tener una mejor visión y la vista más descansada. Nunca hay que usar el líquido y los limpiaparabrisas con el sol de cara, porque durante un largo instante no veremos casi nada. Este efecto se acentúa, en gravedad y tiempo, con unas escobillas desgastadas.
2-Cambio horario
Con el reciente cambio de hora, amanece y atardece a diferente hora. Llevar unas buenas gafas de sol en el coche y saber usar los parasoles nos ayudará a tener una mejor visión y la vista más descansada.
3-Lluvias
En Semana Santa suele haber lluvias. La principal culpable de la siniestralidad en estas condiciones es la reducción de la visibilidad, y no la menor adherencia del asfalto. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, la falta de uniformidad de la capa de agua sobre el cristal explica la mayor parte de la reducción de la visibilidad. Este efecto se multiplica si llevamos unas escobillas en mal estado, si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…), o si se ha manchado con el barro y grasa que suele haber en la carretera. La aplicación de un tratamiento antilluvia como el que ofrece Carglass® España hace que las gotas de agua apenas toquen la superficie del cristal, formando “perlas” que ruedan rápidamente por el parabrisas hasta desaparecer.
4-Salir de viaje de noche
Muchas veces elegimos viajar de noche, por los niños o para aprovechar mejor las vacaciones. Hay que recordar que la capacidad visual de un conductor se reduce al 30% de noche, con una reducción de la agudeza visual de un 70% y una importante pérdida del sentido de la profundidad y capacidad para medir distancias, según el Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía. La falta de luz hace que las pupilas se dilaten y que el ojo funcione más con la retina periférica, lo que genera una pequeña miopía nocturna en todos los conductores. De noche también se produce más fatiga visual, lagrimeo y picor de ojos. De noche perdemos mucha visión periférica, aunque también es cierto que podemos ver por el “rabillo del ojo” fuentes de luz que contrastan con la oscuridad. Por supuesto, también aumentan las peligrosas somnolencia y monotonía al volante.
Por otro lado, al conducir de noche dependemos de los sistemas de iluminación de los coches y de las vías; y se producen más deslumbramientos, que pueden cegarnos momentáneamente y ser muy peligrosos: un conductor deslumbrado tarda de entre 3 y 20 segundos en recuperar la visión y en ese tiempo se recorren muchos metros a ciegas.
Por último, de noche se amplifica el efecto túnel. Si en parado nuestro campo de visión es de 120º, en movimiento el denominado campo de visión cinético va reduciéndose con la velocidad, desde los 70 grados a 65 km/h a solo 30º a 130 km/h.
5-Crece la vegetación y aparece el polen
Las plantas comienzan a crecer y pueden dificultar ver a través de zonas (interiores de curvas, medianas, cruces, rotondas…) en las que, en invierno y sin hojas, hay una perfecta visibilidad. Hay que estar atentos a estos cambios en nuestros recorridos diarios, en los que nos puede aparecer un coche, moto, ciclista o peatón “de la nada”, porque estaba oculto tras la vegetación. Por otro lado, los frutos y las resinas pegajosas de algunos árboles pueden caer sobre el parabrisas cuando estamos estacionados, y son difíciles de limpiar.
En primavera aumentan exponencialmente los niveles de polen en el aire. Los alérgicos saben bien cómo les puede afectar a la visión (lagrimeo) y en los estornudos: hacerlo durante cinco segundos seguidos a 90 kilómetros por hora implica dejar de prestar atención a la carretera durante más de 125 metros. Hay que revisar el filtro antipolen de nuestro coche y estar atento a la medicación contra las alergias, porque puede producir somnolencia. Además, también se puede crear una capa de polen sobre el parabrisas que hay que limpiar bien.
6-Animales en la carretera, pájaros e insectos
La vida animal también se activa en esta época del año, por lo que aumenta el número de animales que cruzan las carreteras. Si nos topamos con uno, es mejor atropellarlo antes que realizar una maniobra peligrosa que pueda provocar un vuelco o una salida de carretera. Solo si el animal es muy grande (una vaca, caballo o ciervo), puede merecer la pena intentar una maniobra evasiva para evitar un impacto peligroso. Con los pájaros sucede lo mismo. Si se van a chocar contra el parabrisas hay que mantener la cabeza fría y no mover el volante: el cristal aguantará el impacto y solo nos llevaremos un susto. Otro efecto secundario de las aves se produce cuando aparcamos debajo de un árbol, en forma de excrementos que son difíciles de limpiar (incluso con los limpias y el líquido) y dificultan la visión.
Aunque cada vez hay menos, en primavera aumenta el número de insectos que acaban estampados contra el parabrisas. Hay que usar los limpiaparabrisas con regularidad para no comprometer la visibilidad, y evitar que los restos de los insectos se sequen y dañen las escobillas. Y si esto no es suficiente, hay que parar en una estación de servicio para limpiar el parabrisas a fondo.
7-Comienza el polvo en suspensión
Al igual que puede estar una semana lloviendo, en primavera también se pueden suceder muchos días secos. Y con ellos, aparece el polvo en suspensión. Este polvo se adhiere a los cristales y reduce la visión. Es importante elegir bien cuándo usar los limpiaparabrisas para limpiarlo, porque el barro que se forma en el parabrisas y los reflejos de la luz nos dejarán a ciegas unos segundos.
8-La importancia del mantenimiento
Antes de salir de viaje hay que comprobar que los neumáticos y la mecánica del coche están en buen estado. Tener el sistema de iluminación, el parabrisas y los limpiaparabrisas en perfecto estado es aún más importante en esta época de año, en la que se producen más precipitaciones y deslumbramientos. Todos los efectos negativos de estas situaciones se multiplican si llevamos unas escobillas en mal estado, si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…), o si se ha manchado con el barro y grasa que suele haber en la carretera.
Todos hemos experimentado alguna vez lo que supone ver a través de unas gafas ralladas o sucias. Cuando te las pones te das cuenta al instante de lo mal que se ve, pero si te las dejas puestas, con el tiempo el cerebro se va a acostumbrando y dejamos de ser conscientes de la pérdida de visión. Con el parabrisas sucede lo mismo, nos acostumbramos a esa pérdida en nuestro vehículo habitual y solo cuando nos subimos a otro, nos damos cuenta de lo bien que se ve con unas lunas en perfecto estado.