Floren Domezain, el afamado «rey de las verduras», vuelve a Madrid

27 febrero, 2024362

Floren Domezain conocido por su maravilloso manejo de verduras y hortalizas que el mismo cultiva en Tudela, vuelve a la capital de la mano del Grupo La Fábrica con un restaurante ubicado en la Calle Génova y que lleva como nombre El Huerto de Floren Domezain.

Este afamado chef navarro lleva mas de 20 años trabajando las verduras en su propio huerto donde controla desde la semilla hasta su paso por la cocina. Floren es conocido no solo por su faceta como cocinero y hortelano si no también por su paso por programas de televisión como “Un país para comérselo” de TVE.

Sus pasión por la cocina nace de su madre, desde pequeño ya aprendía de ella y eso se plasma en su predilección por recetas tradicionales que intentan respetar el producto. Es por ello que una de sus máximas es contar con alimentos de gran calidad para lo que no deja de buscar nuevos proveedores que le aporten esos sabores auténticos que hacen de su cocina una experiencia gastronómica que recuerda a las preparaciones caseras de toda la vida, aunque siempre con su propia vuelta de tuerca.

Conocido como el “Rey de las verduras”, en sus elaboraciones destacan las hortalizas que el mismo cultiva en su huerto ubicado en su Tudela natal. La de hortelano es una pasión que combina a la perfección con la cocina y que el lleva de manera magnificente. No solo las verduras que cultiva son utilizadas para sus proyectos si no que es uno de los principales proveedores de galardonados restaurantes de toda España.

Después de haber cerrado su restaurante en Madrid por la pandemia, Floren Domezain se ha unido al Grupo La Fabrica para crear un espacio único. Un tándem perfecto entre la gastronomía del chef y un equipo como es El Grupo La Fabrica que tiene más de 30 años de experiencia en la hostelería madrileña.

La cocina de su nuevo restaurante es un fiel reflejo de su amor por el campo, una gastronomía basada en las verduras, enalteciéndolas a la altura de los grandes productos, donde se pueden degustar algunos de sus ya platos estrella como el Tomate Antiguo de Floren o lo que el llama “el solomillo de la huerta” servido con aceite y sal permitiendo que destaque el sabor del producto o la Borraja, una verdura no muy conocida mas allá de la zonas norteñas de España pero que Floren borda a la perfección.

Ya en los platos principales se lanza más ampliamente al mar y la montaña destacando preparaciones clásicas como el Bacalao al pil pil en tajada con piperrada casera o por supuesto un buen Chuletón a la brasa bien curado que no deja indiferente a nadie. Y completan la carta sus arroces elaborados a la brasa donde se puede elegir entre el Arroz de verduras o el de Rabo de toro.

Todos estos platos pueden degustarse en un espacio cuyo interiorismo esta firmado por Pablo Baruc que se ha inspirado en la gastronomía navarra, arraigada al producto de la tierra, al origen y al cuidado de la variedad propia de la zona.

Una decoración cuidada y orgánica

Siguiendo el recorrido natural desde el acceso, en primer lugar la terraza rodeada de vegetación, y equipada con mobiliario de fibra de vidrio con asientos tapizados dan la bienvenida bajo la gran marquesina que ilumina y cobija una gran carpintería aperturable que destaca en la calle Génova por su espectacularidad. Carpintería metálica de grandes dimensiones que crean un espacio semi-abierto que amplía la sensación de terraza hacia el interior del local donde preside el primer gran jardín de lechugas frescas, junto a la gran chimenea de acero. Un gran mueble lleno de producto recibe a los clientes, rodeado de verduras de temporada.

Frente a la barra, un espacio privilegiado desde la altura que permite disfrutar de este gran espacio de doble altura, desde unos sinuosos bancos tallados en microcemento, acomodados por cojines de telas de hilo trenzado en tonos naturales.

La calidez se transmite en los tonos de las piedras, de la madera, telas y la propia luz, indirecta, que destaca las texturas. Lámparas de pie, sobremesa y apliques con pantallas de lino.

El recorrido hacia el interior pasea por la oscuridad matizada por delante de una cocina entorno a los fuegos y horno. Ambiente ahumado de paredes texturizadas y negras entre las que resalta el gran retrato de Floren y escaleras que nos llevan al privilegiado altillo y misterioso sótano.

Desemboca en la gran sala entorno al producto estrella, con una gran mueble con algo más de 5 metros lineales en varias alturas de lechugas verdes se distribuyen unas mesas que combinan entre la madera y el mantel. La presencia continua de elementos completamente artesanales cerámicos diseñados en exclusividad para este proyecto, acompañarán al clientes en todo su recorrido y experiencia.