Cuando se trata de ejercicio, una de las dudas más frecuentes es si es mejor enfocarse en la cantidad de entrenamiento o en la calidad del mismo. La respuesta, según expertos como Gonzalo Ruíz Utrilla, especialista en longevidad y apasionado del deporte, es clara: la calidad del ejercicio es fundamental para obtener beneficios sin generar estrés innecesario en el cuerpo.
El error de «más es mejor»
Muchas personas creen que entrenar más tiempo o con mayor frecuencia les traerá mejores resultados. Sin embargo, un volumen de ejercicio excesivo y sin planificación puede aumentar el riesgo de lesiones, generar fatiga crónica y ser contraproducente a largo plazo. Según Ruíz Utrilla, lo ideal es estructurar un plan de entrenamiento eficiente, optimizado para estimular los biomarcadores clave para la longevidad sin provocar un estrés excesivo en el organismo.
El impacto del estrés en la recuperación
El exceso de ejercicio, combinado con el estrés laboral, familiar y social, puede generar una sobrecarga en el sistema nervioso simpático, lo que conlleva estrés crónico, disminución de la resiliencia metabólica y envejecimiento acelerado. Por ello, es clave encontrar un equilibrio entre entrenamiento y recuperación.
La variabilidad de la frecuencia cardíaca: una herramienta clave
Para gestionar el estrés y optimizar la recuperación, el uso de dispositivos de medición de la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) es una estrategia eficaz. La VFC indica el estado del sistema nervioso autónomo: valores altos sugieren una buena recuperación y menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, mientras que valores bajos reflejan estrés y fatiga acumulada.
El monitoreo de la VFC permite ajustar la intensidad del entrenamiento de forma estratégica, asegurando que el cuerpo reciba los estímulos adecuados sin sobrecarga. Además, existen otras prácticas que ayudan a modular el estrés, como la respiración diafragmática, la exposición al frío, el descanso activo y una alimentación que favorezca la reparación celular.
En definitiva, la clave para la longevidad y el rendimiento no es solo entrenar, sino saber cuándo hacerlo y cuándo descansar. Un enfoque basado en la escucha del cuerpo y en biomarcadores objetivos permitirá mantenerse fuerte, funcional y en un estado óptimo de salud a lo largo de los años.