Limpia el interior de tu horno sin esfuerzo, el primer paso es encenderlo a temperatura suave, coloca en la parte superior un recipiente con amoníaco y en la parte inferior una cazuela llena de agua hirviendo. A continuación apaga el horno, cierra la puerta y déjalo que actúe durante toda la noche. Al día siguiente solo tendrás que pasar una bayeta y toda la suciedad saldrá fácilmente. Tu horno quedará impecable.
Por Maite Matallana