Un auténtico cuento de amor, traición y triunfo del bien sobre el mal, así es “El lago de los cisnes”. En cada una de sus escenas se respira romanticismo, belleza, un ballet que desde hace ya un siglo continua gustando siempre al público asistente. La batalla entre Cisne Blanco y Cisne Negro y su intriga requiere de mucho talente y de un gran virtuosismo por parte de la bailarina principal, sobre todo en los dos “Grand Pas de Deux”, en la II y III escena. Otro de sus momentos mágicos es la “Danza de los Pequeños Cisnes”, con la música de Tchaikovsky, unida en esta ocasión con la coreografía de Marius Petipa, que relaciona el cuerpo humano con los movimientos de un cisne, con una puesta en escena y una potente creatividad artística. En el Teatro Lope de Vega, desde el 30 de diciembre, en la Gran Vía de Madrid.
Música
PYOTR ILYICH TCHAIKOVSKY
Libreto
VLADIMIR BEGICHEV y VASI
LY GELTZER
Coreografía
MARIUS PETIPA y LEV IVANOV
Escenografía
RUSSIAN CLASSICAL BALLET
Figurines
EVGENIYA BESPALOVA
Directora
EVGENIYA BESPALOVA
El Lago de los cisnes está considerado como uno de los mejores espectáculos de ballet clásico, lleno de romance y belleza, y que exige una gran destreza por parte de sus intérpretes. El Russian Classical Ballet, integrado por bailarines procedentes de la inagotable cantera rusa que se han formado en escuelas de Moscú, San Petersburgo o Novosibirsk, es el encargado de llevar a escena esta cándida historia de amor, cargada de encantamientos, monstruos malignos y transformaciones prodigiosas. El ballet comienza con el Príncipe Siegfried saliendo de caza con sus amigos, para celebrar su cumpleaños. De pronto, en el bosque, encontrará unos bellos cisnes y cuando se dispone a matarlos, uno de ellos le dice que en realidad es la princesa Odette, transformada en cisne por un sortilegio del mago Rothbart y que sólo podrá romperse este maleficio cuando aparezca el amor verdadero.