Millones de detalles se tienen que tomar en cuenta al momento de planificar una boda. El banquete, las mesas, los invitados y la distribución de estos en el salón, la música, los vestidos de novia y, por supuesto, los vestidos dama de honor que la acompañarán en la ceremonia. Bien es cierto que conseguir entre una multitud de vestidos de novia el perfecto es importante, al ser este la pieza principal y estelar de la noche, pero los vestidos de aquellas que estarán más cerca de ella durante la noche también deben ser seleccionados con suficiente cuidado como para no hacerla deslucir ni muchísimo menos ensombrecerla.
Si nos ponemos estrictos en este asunto, deberíamos tomar como referente el más conservador de los protocolos el cual es el dictado por la nobleza anglosajona en el cual se favorecen los cortes sumamente rectos con colores iguales al de la novia (lo cual explica el por qué de la controvertida vestimenta blanca de la hermana de Kate Middleton durante su boda). Sin embargo, esta práctica se ha ido dejando de lado en pro de favorecer mezclas de tonalidades y diseños que en lugar de quitarle protagonismo a la novia más bien la realcen con un marcado contraste entre los colores.
En las pasarelas de las grandes casas de diseños durante los Bridal Weeks celebrados en New York y Paris hemos visto atrevidas propuestas de diseño y colores en los que podemos propuestas nunca antes vistas como lo son los vibrantes colores neón en rojo, azul y hasta verde (sin dejar de mencionar el controvertido color negro, que hasta esta temporada había sido siempre un gran no en cuanto a este tipo de selecciones, pero que ahora lo vemos protagonizar colecciones de suma elegancia). Sin embargo, existen todavía distintas reglas completamente atemporales e independientes de las tendencias que se deben tener en cuenta para seleccionar los vestidos para las damas de honor.
Tener en cuenta detalles sobre los vestidos en sí mismos, sin importar la hora, motivo o localización de la ceremonia en sí es un detalle que no pasará de moda sin importar las tendencias o el año. Una regla primordial para este asunto es recordar que los vestidos deben ser todos del mismo tipo de tejido. Es un error común pensar que cualquier tipo de vestido mientras sean del mismo color estará bien, lo cual suele desembocar en situaciones incómodas en los que cada dama de honor parece más bien una invitada más por la falta de coherencia entre ellas (lo cual se acentúa más en los casos en los que las damas de honor no se conocen entre sí). Muchas casas de novias o de diseños de alta costura ponen a disposición de sus clientes los diseños disponibles a través de sus páginas web, de manera que pueden ver la disponibilidad y hasta presupuestar posibles modificaciones que sean necesarias para los vestidos, volviendo todo el proceso bastante más dinámico y menos estresante.