DIM Protect, las bragas menstruales de algodón orgánico de DIM, se han convertido en una opción sostenible, saludable y económica dentro de los métodos para la gestión de la higiene menstrual.
El 28 de mayo es el Día Internacional contra la Pobreza Menstrual, un día en el que se recuerda que muchas personas no tienen acceso a métodos adecuados para gestionar su sangrado menstrual, datos que corrobora el estudio del IDIAPJGol “Equidad y Salud Menstrual en España”. En el primer informe presentado en diciembre 2021 y realizado con apoyo de DIMProtect, se confirma que hasta un 22,2 % de las participantes reportaron no haber tenido acceso a productos menstruales en algún momento de su vida por cuestiones económicas. Además, hasta un 39,9 % reporta no haber podido costear el producto menstrual de su elección.
De este modo, han hablado con la directora del estudio, Laura Medina Perucha* sobre Inequidad menstrual, un concepto que incluye la pobreza menstrual dentro de muchos más aspectos socioeconómicos y culturales que afectan a las personas menstruantes. Aquí las conclusiones:
*¿La pobreza menstrual es sólo “dificultad económica” o el concepto es más ampliado?
Nosotras hablamos de “inequidad menstrual” y no solamente de “pobreza menstrual”, que está en la punta del iceberg. La inequidad menstrual se refiere a las diferencias sistemáticas y evitables para el acceso a la educación y a servicios sanitarios para la menstruación, a productos (aquí es donde entraría la pobreza menstrual), servicios y espacios para la gestión menstrual, en que la menstruación siga siendo un tema tabú, esté estigmatizada y haya mujeres y personas menstruantes que vivan situaciones de discriminación relacionadas con el menstruar, y a que menstruar limite la participación social, comunitaria, política y económica.
*¿Creéis que la sociedad es consciente de lo que supone sufrir pobreza menstrual?
Desgraciadamente no. Aunque hemos observado que está habiendo un cambio a nivel social hacia una mayor concienciación de la inequidad menstrual (ej., la falta de acceso a educación menstrual o a servicios sanitarios que aborden la menstruación y en ciclo menstrual como indicadores de salud), incluyendo la pobreza menstrual, es decir, las dificultades económicas para el acceso a productos menstruales y lo que esto conlleva para muchas mujeres y personas que menstrúan. Por nuestra parte seguimos trabajando para que esto cambie y podamos incidir en esta concienciación social, pero es algo que requiere tiempo.
*Con vuestra investigación ¿cuáles creéis que son los pasos más efectivos para reducir/eliminar la inequidad menstrual?
Aún es necesario investigar qué acciones son las más efectivas para abordar la inequidad (y pobreza menstrual) en nuestro contexto. Nuestro estudio de “Equidad y Salud Menstrual en España” se ha centrado en visibilizar que la inequidad menstrual es una realidad en nuestro país, abriendo toda una línea de investigación en la que estudiaremos más adelante cómo diferentes medidas sociales, comunitarias y políticas pueden incidir en la inequidad menstrual. Aún así, a través de los datos que hemos obtenido y de estudios de investigadoras en otros países, sabemos que es necesario que la inequidad menstrual se aborde de manera holística a través de acciones multidimensionales. Esto implica que las políticas menstruales no deberían limitarse a la reducción del precio de los productos menstruales, sino que deberían ser más amplias y abordar el tabú, estigma y discriminación menstrual, así como promover la educación menstrual. También, la educación menstrual no debe restringirse a una perspectiva biomédica de la menstruación, sino considerar que menstruar también tiene implicaciones y está determinado por cuestiones sociales, culturales, económicas y políticas. Es también necesario que potenciemos el autoconocimiento del propio cuerpo, de nuestros ciclos y menstruaciones, para ser agentes activas en el autocuidado menstrual y en promover nuestra salud menstrual. Dicho esto, reducir el IVA de los productos menstruales de manera que se consideren legislativamente productos de primera necesidad e implementar estrategias de reducción del precio o la subvención total de productos menstruales es necesario para abordar la pobreza menstrual en los colectivos más afectados. Esto, es también una cuestión de justicia social. Además, las políticas menstruales deberían dirigirse no solamente a proporcionar productos menstruales y a fomentar la educación menstrual sino a asegurar el acceso a servicios sanitarios para la salud menstrual en los que no se invisibilice, minimice e ignore las demandas y experiencias de las mujeres y personas menstruantes. También, en las que se aseguren espacios seguros para el manejo menstrual en los entornos públicos (incluyendo escuelas y espacios de trabajo), aspectos primordiales para asegurar la equidad menstrual.
*En vuestra opinión, ¿ha habido un cambio en la opinión pública en referencia a este tema? ¿La concienciación social es un punto esencial?
La concienciación social es y ha sido un punto esencial, puesto que muchas acciones en relación a la inequidad y salud menstrual se han llevado a cabo desde la propia comunidad, por parte de colectivos de mujeres, activistas, educadoras, profesionales sanitarias, etc. Esto ha ido cambiando la opinión pública y ha ayudado a que la menstruación pueda empezar a tomar su espacio en los entornos públicos. Como investigadoras, apoyamos estas acciones sociocomunitarias aportando datos y visibilizando experiencias, esperando que podamos incidir no solamente en la opinión pública sino también en las políticas públicas.
*PostDoctoral Researche in Social Sciences and Health Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol)