HILOS TENSORES PARA REJUVENECER EL ROSTRO. ¿FUNCIONAN?

Resulta imposible detener el tiempo, pero cada vez existen más técnicas que pueden ayudarnos a vernos mejor cuando nos miramos al espejo. Con el paso de los años, nuestro rostro comienza a presentar arrugas, flacidez, los volúmenes se pierden… Pero afortunadamente, la medicina estética evoluciona y cada vez nos ofrece mejores alternativas para prevenir e incluso revertir algunos de estos “antiestéticos” efectos que llegan con la edad.

Los Hilos Tensores son uno de esos tratamientos más demandados en la actualidad. Se utilizan para aliviar la flacidez y la caída de los tejidos. Se trata de un protocolo que se presenta como un remedio ideal para elevar el pómulo, reafirmar el cuello, mejorar la papada, elevar cejas, surcos nasolabiales, líneas de marioneta, etc. Pero… ¿es cierto que funcionan tan bien? ¿Están indicados para todo el mundo? ¿Tienen alguna contraindicación?

Para conocer todos los pormenores de este tratamiento hemos hablado con la Dra. Carmen Martín, una eminencia en este y en otros muchos protocolos antienvejecimiento.

Qué son los hilos tensores

También conocidos como hilos mágicos faciales, los hilos tensores son unos hilos fabricados con materiales biocompatibles, que se colocan bajo la piel para -como su nombre bien indica- proporcionar un efecto tensor en la zona en la que se coloca. La Dra. Carmen Martín explica que existen hilos de diferentes composiciones: “Destacan los de ácido hialurónico y los de ácido poliláctico. Los primeros, conocidos como PDO, se reabsorben a corto plazo (actúan durante 6 meses o un año dependiendo de la piel y luego se reabsorben). Los de ácido poliláctico, que es un potente estimulador del colágeno, también se reabsorben, pero dejan una matriz de colágeno y su efecto dura más”.

Además, tienen diferentes morfologías, pudiendo distinguirse (entre otros), “los monofilamentos, formados por una sola hebra cuya función es formar colágeno donde se coloca; los scrube, que están como enrollados a través de la aguja; los espiculados, que tienen una especie de espinas o dientes; los de cono; los de arpón, que tira en ambos sentidos, no solo en una dirección”.

Cómo se colocan los hilos tensores

Se trata de un procedimiento muy sencillo, ambulatorio y que no requiere incisiones ni puntos de sutura, por lo que no deja cicatrices. No es necesario invertir más de 30/45 minutos y el paciente puede retomar su actividad habitual inmediatamente. “Existen diferentes técnicas para poner los hilos: unos se depositan en la piel y se sueltan, otros hay que tensarlos y cortarlos… Pero no tienen más complicación”, puntualiza Carmen que, por supuesto, recomienda ponerse siempre en manos experimentadas.

En algunos casos es necesario aplicar una anestesia tópica (no en todos), pero no es una técnica nada dolorosa, simplemente se aprecia un pequeño pinchazo sin más molestias.

Es posible que, tras la sesión, aparezca enrojecimiento, algún hematoma o una ligera inflamación, pero no se presentarán más complicaciones.

Resultado de los hilos tensores

Como su nombre bien indica, este procedimiento lo que hace es tensar la piel. “Lo que hacemos es introducir el hilo, tensarlo y cortarlo, por lo que la zona en la que lo colocamos queda levantada en el acto. Pero hay más, el resultado va mejorando con el paso del tiempo, porque el hilo estimula una fibrosis, es decir, ayuda a que generemos colágeno. Y esto hace que la tensión vaya en aumento a lo largo de un mes”, afirma la doctora.

El resultado definitivo del protocolo se aprecia en tres semanas o un mes y la duración depende de cada persona, “ya que no todas las pieles reaccionan igual”. Algunas pieles mantienen la tensión hasta que el hilo se desintegra, mientras que otras generan mucho colágeno y mantienen el resultado durante mucho más tiempo. No obstante, a grandes rasgos, este tratamiento puede durar “entre 6 meses y un año”.

Zonas en las que se pueden aplicar los hilos tensores

Los hilos tensores se pueden aplicar en numerosas zonas, pero lo cierto es que según explica la experta, “hay que hacer una valoración personalizada para decidir si es el tratamiento que va a ofrecer mejores resultados en cada caso”. Hay zonas en las que funciona, pero se necesitan tantos hilos que a veces es más adecuado y más asequible utilizar otras alternativas con buen resultado.

“En efecto, los hilos se pueden utilizar en muchas zonas, pero donde más se utilizan y donde quedan mejor es en el tercio inferior del rostro. Funcionan muy bien para levantar el óvalo, tensar el cuello y levantar las cejas, ya que son zonas en las que queremos levantar sin aportar volumen”, recomienda la Dra. Martín y añade: “También se pueden utilizar para formar colágeno en el escote, en la cara interna de los brazos y las piernas”.

Cuándo no recurrir a los hilos tensores

El hilo, además de tensar, puede adelgazar la zona donde se coloca, por lo que está indicado para rostros a los que los rellenos no les irían bien porque crearían un efecto de cara más rellena. “Es un tratamiento idóneo para personas que tienen los volúmenes bien posicionados y que simplemente necesitan generar una tensión”, apunta Carmen.

Sin embargo, no es un tratamiento que esté indicado para todo tipo de rostros. “No es posible conseguir un efecto bueno en personas que no tienen apenas colágeno, como es el caso de personas muy mayores con el tejido muy arrugado. En estos casos, es primordial empezar redensificando. Hay que tener un buen soporte para que el hilo tire. Si la zona está muy flácida, primero hay que utilizar productos estimuladores del colágeno (como una hidroxipatita de calcio, la prolactona, el ácido poliláctico…). Una vez preparada la piel, ya podríamos recurrir a los hilos tensores”, concluye la especialista.

Datos de Interés

Dra. Carmen Martín

C/ del General Arrando. 42/Bajo Dcha. A.

28010 Madrid

info@dracarmenmartin.es